Friday, January 29, 2010

La última camada


Aunque tenía ganas de hablar de Salinger, del modo en que por fin ha materializado su delicada y elegante ausencia, decidí que quiero celebrar su juventud resistente (¿no es brillantísimo haber abandonado finalmente lo terrenal justo antes de cumplir 100 años? Una centuria es de una adultez horrorosa, y como Gombrowicz, Salinger será siempre un tierno inmaduro) con alegría. Al fin y al cabo, su reino nunca fue de este mundo.

Así que esta noche tomaré un par de vinos e imaginaré que estoy en una playa soleada.

Lo qu sí he decidido cerrar es mi promesa de clarividencia. Mi fase astrológica llega a su fin con estas últimas cuatro predicciones hechas con la más cariñosa de las subjetividades:

Acuario: Extrañamente, hay veces que las cosas no fluyen, se estacan como un lago japonés murakamiano y ni siquiera sentís el deseo de ayudarte. La autocomplacencia de la depresión es mucho más deliciosa que cualquier victoria. Y es que “quizás –como dice Alberto Fuguet- hay algo obsceno en esto de autoayudarse. No es el deseo en sí, por cierto que no. ¿Hay acaso meta más legítima y, por cierto, más urgente? Lo que inquieta es que algo en esencia tan personal se vuelva público, colectivo y naif”. Pues bien, si no te gustan las terapias grupales ni ningún otro tipo de fiesta swinger, entonces podrías sacar alguna moraleja de tus onanistas melancolías, algo manual y concreto. Algo manual y concreto puede salvarte la vida este año.

Tauro: Lo tuyo tiene que ver con esa épica irresistible que tan bien narra Tom Spanbauer: “Personalmente llevo toda la vida buscando magia. Sigo haciéndolo. Esa es exactamente la razón por la que estoy aquí en la autopista 93”. No tengo la menor idea de en qué autopista estás, pero parece, querido astado, que conduce a algún lugar maravilloso y sensual, un sitio donde nadie finalmente hiere tu recontrasensible personalidad (vale la pena recordar que la personalidad es también una ficción y que fingir ser otros es una panacea!). Sigue adelante con esa línea de resistencia que es tu romántico hedonismo.

Géminis: “La adivinación tiene un margen de certidumbre. Y la cortesía, la cautela de la cortesía se proyectaba desde ese margen y lo invadía todo. … La cortesía era una fijación, un equilibrio” (César Aira). Quizás este cierre de década (sin posmodernimos que relativicen hasta la sal) sea un timing perfecto para dejar de ser inútilmente amable. La rebelión de los malos modales puede, de pronto, conducirte a la autenticidad. Se habla mal de tu signo y se te llama vulgarmente “hipócrita”. Sonreís condescendiente porque sabés que no se trata de eso, sino de algo mucho más complejo y doloroso. ¿No has considerado volverte radical en algún aspecto? Profundamente vegetariano, intensamente sexópata, whatever. Quiero decir que a veces es necesario llegar al límite y abandonar la cuerda.

Leo: A veces te ves crísticamente: “Es como si ante el paso de este strange atractor que es el príncipe, los personajes entraran en fase supernova y dieran de sí los más terribles y hermosos destellos antes de fulminarse para siempre” (Juan Duchesne). No pretendás fulminar a nadie a tu paso, que la gente viva sus propios karmas. En cambio, el paso de Saturno de hace un par de años tiene que haber dejado alguna importante lección en el vasto lienzo de tu ego: no somos el centro de nada. Somos un huevito sin yema. That´s all. El 2010 es un tiempo para demostrar la magnífica generosidad espiritual de la que sos capaz.

(foto de ©www.camilleallen.com)

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