Wednesday, January 13, 2010

Mis profecías


Las veces que he expresado en público mi fascinación por la astrología, una sonrisita escéptica-condescendiente se curva en algún hiperracionalista rostro y casi puedo leer el globo de sus pensamientos. “Pobres”, pienso, intentando mantener a raya la marea de mi arrogancia; en contrapartida, me obligo a explicar los motivos de mi fe.

Creo en los relatos invisibles.

Creo en los otros relatos, los que no dependen de mí.

Creo, quiero creer, en una trama poderosa, suprema, intrincada y emocionante. Y en cuyo casting he sido incluida.

Creo que la palabra “destino” puede recuperar el prestigio que las telenovelas mexicanas han vilipendiado tanto.

En fin, creo que un gran clímax se justifica con una historia violentamente sostenida por arquetipos y símbolos tan arraigados como las propias entrañas que saborea Saturno.

Por todo ello, voy a cumplir la promesa que antes de Año Nuevo, al calor de las copas, hice a un grupo de amigos. Voy a postear mi horóscopo empírico-literario.

¿Cómo ha sido diseñada esta aventura de la predicción? Con amor, sin duda. Amor por la ficción y conocimiento de algunos especímenes de cada signo. Acá va, entonces, esta primera entrega de cuatro signos, cuyo orden responde al principio vital de todo: el caos.

Virgo: Ahora que Saturno se ha marchado y te das cuenta que en realidad tus vísceras continúan intactas en la bóveda de tu cuerpo, es tiempo de renacer. Por eso, incluso durante las caídas, habrá que tener en mente esta sentencia de Sylvia Plath: “Los milagros ocurren,/ si es que se pueden llamar milagros a esas espasmódicas,/ radiantes ilusiones de dicha. La espera ha comenzado/ de nuevo, la larga espera por el ángel, por ese raro y azaroso descenso”.

Piscis: Sí, en efecto, “Qué bueno es trajinar con las cosas de este mundo: con las hojas secas, con el polen de las cosas (el polvo es hijo de las cosas). Mi vida cotidiana se atilda…” (Clarice Lispector), pero ahora es necesario que Piscis abandone su cómoda y natural humildad -sin perder, claro, la envidiable capacidad de contemplación de los pequeños universos- y entre como cowboy despechado en el escenario del bar, batiendo puertas, levantando polvo, anunciando, si es preciso, la muerte del enemigo.

Escorpio: No sé por qué, pero encontré en Kureishi la predicción para Escorpio: “Al final, observando todas las curas posibles, lo que cura es el amor: amor por el conocimiento, amor por el grupo y el líder del grupo, y, en el psicoanálisis, amor por el psicoanalista, que te dirige apartándote de ti mismo y te lleva a un nuevo amor por el mundo”. ¿Qué demonios quiere decir esto? Cada alacrán sabrá lo suyo, pero intuyo que es tiempo de trabajar con el ego, devolviéndole lo que le falta y quitándole lo que le sobra.

Cáncer: Tu romanticismo necesita algo de cinética, porque “¿qué es en el fondo esa historia de encontrar un reino milenario, un edén, un otro mundo?”. Cortázar te advierte que es este mundo ese lugar, “Allí donde los ángeles y las moscas son semejantes”. Ya habrá tiempo para la ensoñación, ahora hay que ponerle el cuerpo a la existencia, luchar, desangrarse. Y aunque la profecía-Cortázar está de acuerdo con cáncer en que “Todo lo que se escribe en estos tiempos y que vale la pena leer está orientado hacia la nostalgia”, es fundamental no perder de vista que lo que ahora es digno de nostalgia, antes surgió de la pasión y la violencia. No vivas en sepia, cáncer.

See you next week.

4 comments:

  1. Muy bueno (la idea, tu escritura), Giovanna, gracias.
    Una cangreja.

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  2. Gracias :) Espero haber aportado algo de luz, Bel.

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  3. Me diste duro con el "escorpion", pero esta bien el alacran aguanta todo. Excelente espacio, amiga y te seguimos leyendo.

    Gerardo

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  4. Y cuando no aguanta, el alacrán se clava su propia púa. Yo adoro a los alacranes!

    Te esperamos el sábado para la fiesta de la muñeca de Irene.

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