Monday, October 26, 2009

Buena estrella



Yo estaba a punto de casarme y necesitaba urgente un trabajo. Era, en realidad, mi primer trabajo “formal” (pues fui niñera ad honorem durante toda mi adolescencia). En ese momento no sabía la enormísima suerte que estaba atravesando mi vida al conocer a Edgar Lora Gumiel, un verdadero corazón valiente.

Mi trabajo, como todos los primeros trabajos con buena estrella, era un híbrido entre el secretariado, la recepción telefónica, la planificación y promoción de eventos culturales y la conversación entrañable con un jefe que se convertiría en el amigo más importante que haya podido tener.

Santa Cruz vivía la euforia de los noventa y “el profe” pudo poner a toda una generación a la altura de su momento. Era, sin duda, una época interesante. Podías ver con tus propios ojos cómo emergían los edificios, icebergs casi instantáneos en la pantalla de ese videogame que todavía no auguraba la violencia urbana actual.

Entonces el Pro se inventó el “Bicu Bicu”, el festival de teatro que anualmente organiza la UPSA y que se ha convertido en una importantísima plataforma para poner literalmente en escena las tendencias, escuelas, reformulaciones y premoniciones del teatro boliviano. Fue, sin duda, un invento acertadísimo, de esos que cambian el curso de la cultura de una sociedad, una especie de bombilla eléctrica.

Lo que me parece extraño, o mejor dicho me conmueve por su íntima contradicción, es que un hombre cuya debilidad no ha sido precisamente el ego, la persona menos histriónica que conozco, haya volcado tanta energía en la creación de un mecanismo que aplaude la representación en tiempo real de una ficción, o sea: el público, premeditado, ensayado y colectivo oficio de la mentira artística (¿me dejo entender? …ojalá). Lo que quiero decir quizás es que el Pro sea todo menos un actor, y sin embargo su profundo cariño por La Posibilidad, la posibilidad de que todo sea de una diferente manera, de que las cosas, las más brutales, se expliquen también desde la poesía, le permite el desap-ego y la canalización de la creatividad en un evento que es para otros.

Qué bueno que esta vez el turno de los aplausos le corresponda a él. Qué bueno que la UPSA le esté entregando este 27 de octubre un merecido reconocimiento como fundador del “Bicu Bicu”. Qué bueno. ¡Genial!

Por mi parte, busco entusiasmada un buen vino para brindar con él, como lo hemos hecho cada vez que un libro ha salido de imprenta, en esa nueva y fascinante etapa en la que él me inició: la edición de libros, el increíble trabajo en equipo (yo, ¿posmoderna individualista?) que es la edición de un book, algo que no lleva tu firma, pero que sin embargo, de una manera inesperada y generosa, también es tuyo.

Copio, para festejar, la primera y última estrofas del poema “Bicu Bicu”, de su autoría:

Trapecista de galaxias
péndulo de la eternidad
¿Quién detuvo tu vuelo
entre el suelo y el cielo?

Te fuiste poco a poco
bicubicu loco chico
en hilo al filo en vilo
acrobacia gracia desgracia
maroma de marioneta
mortal pirueta de olvido
vaivén saltimbanqui
títere filitriqui
y te dejé ir
¡tiquiminiqui!
arlequín de sueños

2 comments:

  1. .... realmente el profe fue y es para mi una estrella que ilumina , aunque a veces sus palabras me hayan tocado en lo profundo y hayan hecho caer muchos castillos en el aire....
    ahora que se mudò a comarapa es aun más fuerte su presencia...

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  2. Hola, Isa!

    Algunos castillos sin gravedad pueden funcionar, de todas maneras. También tenemos derecho a esos castillos.

    Un beso grande,

    La Dra. Corazón

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