Monday, June 7, 2010

La vida es una sola


Hace un año, mientras caminábamos por los pasillos empedrados de la Residencia de San Ildefonso, en Alcalá de Henares, le comenté a Juan Terranova lo mucho que había disfrutado de la novela Cómo desaparecer completamente, de Mariana Enriquez. Me parecía una osada expedición a los universos disfuncionales de adolescentes dañados por la cultura, por la familia, por los propios padres. En ese momento Terra me ofreció una perspectiva diferente, ¿no estaba todo el peso de la dictadura ahí? Bueno, sí, eso también, dije, pero es que no todos somos lectores argentinos, me excusé. “Muy aguda, Rivero, muy aguda”, dijo Terranova, con esa fina alquimia de elegancia porteña, humildad de artista católico, monógamo y peronista y temple de cronista del Siglo XXI.

Recuerdo la escena porque anoche, en nuestro improvisado club de cine, conversando con Gerardo Muñoz sobre la peli que acabábamos de ver, El secreto de sus ojos, estuvimos oscilando entre la tentación de ver en ese thriller una radiografía de la situación política argentina en época de Isabel Perón o la libertad de leerlo como una historia híbrida, entre el policial y el amor imposible.

Por supuesto, más allá de la pugna de las categorías, brilló la ficción.

No voy a contar aquí la trama, no soy tan pesada; pero tampoco puedo evitar comentar un par de aspectos que, desde mi punto de vista, hacen de esta producción un clásico contemporáneo. Primero hay que decir que el tratamiento simultáneo de dos relatos destinados a converger en un clímax al que también podríamos llamar “destino” es sutil, sin los típicos frenazos y desembragues del estilo hollywoodense, que, por lo general, para articular una “trenza” de temporalidades echa mano de todo tipo de efectos: cámaras distorsionadas, blanco y negro, fundidos, sepia, memoria obscenamente alterada, etc. La elegancia del ritmo y el tempo en El secreto de sus ojos no es únicamente estilística; responde, creo yo, a la tesis central del relato: la vida es una sola. Somos los mismos todo el tiempo, y el pasado, el futuro y el presente están inexorablemente unidos por la ética, por la idea de uno mismo y la imagen viva de los que amamos. La escisión engañosa que la posmodernidad hizo de la vida, como si el pasado pudiera “matarse” para continuar adelante -y la respectiva oda a la cultura esquizo-, nos desnudó demasiado y nos expuso a la levedad de lo efímero.

Gerry y yo destacamos como un verdadero elogio a la amistad el rol de Sandoval, el amigo alcohólico, que da su vida a la vieja usanza, cuando dar la vida por los demás estaba lejos de ser una metáfora.Esta sensibilidad retro, casi anacrónica, de nuevo apuesta por antiguos valores. Y estoy de acuerdo, deberíamos tener el alma elegante, y, como dice Pedro Fernandez, "amar como antes".

La epopeya interior, asentada sobre la delicada tela de araña de la justicia institucional, ansía más bien la alta justicia poética, pero al mismo tiempo le teme. El asesinato que abre esta historia arrastra más de una víctima, porque el otro sesgo de esta movie es precisamente ése: ningún asesinato debería ser visto como una cuestión privada, un juego de pasiones secretas sin otra incumbencia humana que la eventual viudez. Al contrario, la esfera de sus implicaciones es infinita y, cuando estamos solos en la oscuridad, el fantasma de esa pérdida también nos convoca y nos pregunta.

3 comments:

  1. Quizá esta sea la manera mas efectiva de leer los argumentos que hilvana, o que se desprenden del film. Es decir, desde esa tesis: "la vida es una sola". Pudiera dejar aquí una hemorragia psicoanalítica sobre lo que esto significca, pero no. Doy un recuerdo (literario): en un fragmento de Leon Bloy – aquel locuaz católico que admiraba el hambre de sus hijas a la caida del crepúsculo, como una vez te comente – se exaltan los crímenes del rey sugiriendo una especie de monada liebniziana. Me parece recordar que Bloy remata: si el Tsar en un X día mata a una población completa, y un dia antes su sirviente le habría lustrado las botas, quien realmente tiene la culpa, el zapatero, el rey, o todos los hombres?

    Como la vida es una sola, la justicia también lo es. Y esto, quizá, sea lo que más resalto del film: la capacidad de llegar a la verdad atravesando el lugar más inhóspito entre la memoria y el olvido. Es en ese rastreo, en esa soledad "colectiva", donde encontramos la "vida justa" que nos une.

    Los alemanes, creadores de conceptos y arduos sistemas filosóficos, tienen una palabra, serpentina, casi infinita para esta búsqueda: Vergangenheitsbewältigung.

    De mas está agradecerte por la compañía en tan memorable film.

    G

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  2. Claro que recuerdo a Leon Bloy escuchando la musiquita de las tripas de sus niñas: "¡Qué bello es Cristo!". En fin... Como dijo el torero Lagartijo: "hay pa´todo en este mundo".
    Sólo una precisión -no sé si alemana, pero precisión al fin-: la posmodernidad no "mata" el pasado, no? sino que hace algo más nocivo: lo poetiza.
    Alex tiene lista otra peli buenísima! La agendamos?

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  3. "olvidese, fue otra vida, ya paso... no piense mas, no piense mas..." ese hombre y su consejo se ha quedado en mi mente tambien, aveces lo evoco como consejero, aveces lo evoco para luego despedirlo rapidamente y que me deje recordar lo que fue y disfrutar soñando lo que pudo haber sido... otras peliculas se han quedado en en el cajon donde guardo las que ya vi, pero esta, se ha quedado en mi vida. Estoy de acuerdo, que elegante que es.

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