"La verdad es que la mayoría de las mujeres son débiles, ya sean mortales o inmortales. Pero cuando son fuertes, son absolutamente imprevisibles". (Anne Rice)
Saturday, July 25, 2009
Lo que no he hecho
¿Por qué no me compré el libro Sexografías de Gabriela Wiener? Me hacía guiños obscenos desde una estantería. Lo tomé, lo acaricié, lo olí, miré los créditos y pensé en lo lindo que se vería junto a otros libros queridos en la repisita que tengo sobre la cama, esa cuyo tornillo inferior anda suelto, porque a mí, si hay algo que me gusta, es probar al destino. Cuando el peso de la literatura me parta el cráneo, prometo que no me quejaré.
Respuesta: no me lo compré porque alguien me dijo que pronto vería a Wiener en Barcelona y le pediría el libro para mí, con dedicatoria incluida. Las cosas no se dieron así y me quedé sin el libro, no por tacaña, sino por fetichista. De modo que no lo he leído y, sin embargo, me gusta. Y hay un montón de libros que no he leído y que me gustan. Igual que se ama al hombre que todavía no hemos conocido. En ocasiones me comporto como una lectora Bartleby. Una lectora fallida.
No sé, por ejemplo, si en Sexografías Wiener incluye aquella crónica maravillosa de la experiencia swinger, metáfora delicada de la histeria posmoderna. Siempre queremos más, siempre amamos a alguien con quien no estamos, buscamos –fatalmente ansiosos- asir la esencia del amor como un modo de sortear la mortalidad. Los swinger lo saben bien. ¿Cómo la harán para zafar de la depresión post-party que ocasiona la horrorosa certeza del cuerpo como límite? Apuntarse, me imagino, en una nueva party.
Haber tenido la oportunidad de comprar un libro y no haberlo hecho no deja de ser, sin embargo, una experiencia literaria. Es probable que no sea el tiempo de recibir ese influjo, pues todo vale para proteger a capa y espada la propia libertad creativa. Sumo mi encuentro efímero con Sexografías a una pequeña lista de experiencias que todavía no he vivido. No las transcribo aquí porque mis experiencias Bartleby siempre me provocan un pudor febril.
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Es la misma duda que atormenta mi espíritu, ¿porque veo un libro si sé que no lo voy a comprar por zeta razón o si lo compro no llego a leerlo?, tenerlo entre las manos, hojearlo, leer la sinopsis, detalles del autor o una simple hojeada es ya una experiencia de otro mundo. Vale la experiencia, a veces entro a una "biblioteca" como dice mi nene (librería) y me quedo horas revisando, salgo sin más que el gustito aparte de tener en mis manos algo que me llena, al menos unos días.
ReplyDeleteSaludos