Saturday, July 18, 2009

El principio del dolor


En los últimos meses de mi residencia en Gainesville me hice adicta a Amazon.com. Hacía encargos compulsivos de libros que brotaban como flores silvestres de los campos eléctricos de la Internet, o cuyos títulos había escuchado en susurros de voces de personajes en otros libros. Mi cuarto fue, en esos últimos meses, un campo de batalla intelectual. Dormía rodeada de pilas de libros propios y ajenos, y si me atrevía a ir al baño en la oscuridad, en medio de la noche, debía hacerlo casi a gatas para no romperme la nariz.

Fue doloroso física y emocionalmente devolver algunos títulos a la maravillosa biblioteca de UF. Los que me pertenecían están todavía en casa de A, como una prenda que he empeñado, como una provocación al destino. Como una prueba de amor.

Me traje, sin embargo, algunas cosas raras, joyas únicas que comparto con alguna gente de manera excepcional: no me causa tanta desazón perder el libro, sino frustrarme en esa insistencia por tender puentes, por pretender una misma sintonía con otros lectores salvajes y descubrir que también en esa sensibilidad puedo estar muy sola. Pero no soy ni tan pretenciosa ni tan prejuiciosa, y al final puede más la sorda ansiedad por compartir esos universos intensamente oscuros en los que me siento como en casa.

Adam Haslett me hace sentir en casa. Aquí no eres un extraño es un volumen de cuentos del que ningún lector sale ileso. La enfermedad mental, la bipolaridad, la depresión y la vulnerabilidad en un mundo que te exige contactos amablemente violentos son los tópicos preferidos de Haslett. Me gustan todos los cuentos de este libro, pero tengo un par que ya forman parte de mi teratología personal. El voluntario es mi preferido; trata sobre un adolescente que desarrolla una inesperada amistad con una anciana que sufre esquizofrenia. Es ella, la anciana loca, quien le dará la clave para agradar a una chica. Es él, el joven que hace voluntariado en las vacaciones, quien le dará a la anciana una tregua, un pequeño espacio de completud, una delicada burbuja en el vasto campo de fantasmas que atormentan sus sueños.

Me conmueve también El principio del dolor (que pueden leer aquí con una traducción distinta para el título: http://www.barcelonareview.com/36/s_ah.htm). Otra de las constantes de Haslett es el desafío familiar que significa para un joven homosexual mantener el amor de sus padres. Sin embargo, no hay patetismos en sus descripciones, ni siquiera un gesto violento, sólo la voz de un chico que no se desprecia a sí mismo y que desde esa magnífica dignidad reclama también la aceptación total de los otros. Esos son cuentos sin miedo.

Pero un cuento con miedo y, sin embargo liberador, es el tercero (ya les pasaré el título). Un esposo bipolar termina abandonando a su mujer por una pasión más perfecta: un pequeño monstruo, un niño de diez años deformado por una enfermedad de la piel, lo necesita. El monstruito quiere escuchar historias para obtener algo de oxígeno en su habitación de células podridas.

Lo hermoso de Haslett es que comprende a todos sus personajes. En ocasiones, comprender es lo único que puede salvarnos.

Haslett nació en el 70, tiene dos años más que yo, y no sé si en esos 730 días que nos separan yo pueda desarrollar una intensidad semejante. No importa, lo intentaré.

3 comments:

  1. Felicidades Giovanna!!!!!!!!!
    Felicidades por tu blog..... ya era hora de que des el salto final.
    Lei un cuento tuyo ("Medusa") publicado en elboomeran.com y me encantoooo. Bueno voy a salir en busca de "Niñas y Detectives"...

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  2. Gracias, Pike, por la buena onda.
    Esto es como mudarse a un departamento nuevo; no sé dónde están los utensilios o las cosas elementales, pero las ganas de habitarlo son enormes.

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  3. Hola Gio, me encantó este último párrafo.

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