Sunday, August 9, 2009

Sorojchi


Estoy en la feria del libro. El primer día sentí que tenía una bomba de tiempo en el casco de la mente, el sorojchi no daba tregua. Ayer estuve mejor y caminé cuesta arriba, con el corazón en la boca, literalmente, por la Sagárnaga, buscaba a alguien que me leyera mi destino en la coca, alguien que me dijera que toda la locura llega siempre a final feliz. (Prometo compartir la conversación coca-trance en otro post).

En la noche me puse a mirar stands y a "platicar" con algunos amigos. Estábamos con Gonzalo Lema conversando sobre el alma de los detectives cuando el apagón extendió sus tentáculos por todo el barrio. ¡Sì!!! ¡Se fue la luz durante media hora! ¿En qué stand, junto a qué libros te gustaría estar en este preciso momento?, le pregunté a Gonzalo, asumiendo que en todo buen lector se esconde un ladrón de circunstancias. La gente de La Hoguera nos acercó un par de vinitos y Lema me contó cosas que no sé si me contaría con la luz encendida. (Prometo jamás relatar eso. No soy presa fácil de la infidencia).

Quienes teníamos un panel en horario nocturno perdimos gente. La Feria tuvo que abrir sus puertas de emergencia para que el público saliera sin riesgo de desbande y cosas peores. Fue así como el panel de escritoras se quedó con los sobrevivientes, que me parece igual una bella metáfora del enorme trabajo que despliega la escritora y sus textos para poder participar de las maquinarias culturales en este y en cualquier país. Basta darle una ojeadita superficial a los periódicos y reseñas para saber en quiénes se pone el énfasis y de qué fantasmas están hechos los silencios y las omisiones (juro que escribiré algo al respecto).

Al cerrar el panel se me acercó uno de los sobrevivientes. Tenía un brillo especial en los ojos, no sé si de emoción -quizás pertenece a los pocos que me aman- o de ira: yo había dicho que me gustaba desfasar la realidad pura y dura con un gesto sobrenatural, todo en pos de la belleza. La mimesis realista absoluta me provoca profundos bostezos. El sobreviviente dijo que la belleza venía del día a día, de su contraste con la fealdad. Yo estuve de acuerdo. El sobreviviente dijo que cómo podía haber belleza en las cosas monstruosas, lo fantástico estaba lleno de aberraciones; decir que había belleza allí era casi un snobismo, un efectismo. Yo pensé en el "entusiasmo" del que habla Platón para referirse a la belleza como un llamado, una provocación para ser alguien distinto a uno mismo; una persona, espectro, figura, halo, capaz de enajenarte. Pensé, pero no pude articular una oración, de modo que dije algo subjetivo y nihilista: "lo monstruoso es la belleza castigada por su ambición de alcanzar extremos".

Esta noche tengo un panel sobre autoerotismo o amor imposible. Algunos amigos me dijeron, levemente escandalizados, ¿por qué aceptaste hablar de erotismo otra vez? Un par de respuestas: a)¿Por qué no? b)Es necesario, por otra parte, revisar la retórica del erotismo en un mundo donde el contacto físico pasa cada vez más por distintos filtros. Lo viral es sólo un aspecto. El skype es otro.

La Paz está soleada y hermosa, róger, y pueden suceder cosas buenas.

2 comments:

  1. 1. La calle de las brujas ha perdido el encanto que tenía hace un par de años, las infusiones y amuletos han cedido espacio a los sobres y piedritas de la suerte, ¿tendrán el mismo efecto?, creo que si, tengo un nene, es el mejor ejemplo.

    2. En silencio debo comentar que no me gustó el libro de Gonzalo "la vida me duele sin vos", lo dejé a medias y es como el primer beso, si no fue bueno, el segundo tarda en llegar.

    3. Hubiera "descuidado" Mafalda de Quino, el alma de niño contestón lo mantengo.

    4. Si puede haber belleza en la fealdad o lo extremo, bueno, al menos la encuentro hasta debajo las piedras.

    5. necesito ir a uno de esos paneles, curiosidad.

    Saludos

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  2. Es que quizás la belleza aparece, como eso holístico y pregnante, cuando miramos. Es la mirada, finalmente, la que organiza el mundo y revela algo. La belleza es la revelación de algo.

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